De improvisto, y casi sin daros cuenta, de entre la espesa niebla aparecieron las imponentes puertas de la muralla, tallada en roca viva y reforzada con chakra que impedía que los que sabían hacer uso de su energía escalaran utilizándola. Lo mas sorprendente de todo era que las recias puertas estaban cerradas, a cal y canto y cemento, y solo un casi inadvertible clon de niebla informaba de que cerca de allí había alguien. El clon se dirigió a vosotros, y os preguntó, con voz trémula producto de una mediocre técnica de proyección de sonido.
-Quienes. Sois. Qué. Venís. A. Hacer. A. Kiri. Gakure. Identificación. Requerida. Como. Habitante. O. Pase. Especial. Si. No. Tenéis. Identificación. No. Se. Permitirá. La. Entrada. En. La. Aldea. Y. Seréis. Atacados. En. Quince. Segundos.
El mizu-bunshin se quedó esperando, con el mismo rostro hierático que antes exhibía. Posiblemente fuese controlado desde alguien en lo alto de la muralla, sumida entre la niebla, quien sería el verdadero peligro en 15 segundos si no le enseñárais identificación o ustedes largárais corriendo.